Cuando faltaba sólo un día para el primer debate presidencial de 2023 y todo hacía presuponer que la agenda estaría vinculada al futuro de la economía, las políticas sociales o las de seguridad, unas fotos "filtradas" irrumpieron en escena y desbalancearon no sólo esa jornada de debate sino muy probablemente, la elección casi por completo.
Martín Insaurralde, el por entonces Jefe de gabinete de la provincia de Buenos Aires, y hombre fuerte de Lomas de Zamora, aparecía junto a la modelo Sofía Clérici en un yate de lujo en medio de las cristalinas y apacibles aguas del mar Mediterráneo. Lejos de los problemas cotidianos de la economía vernácula y lejos de las responsabilidades imaginadas ante una contienda electoral.
Separado de su esposa, Jessica Cirio, las fotos y los videos posteriores mostraban no sólo los lujos que lo rodeaban en materia paisajística, sino también los de los "regalitos" de su acompañante y las imágenes, además, dejaban poco librado a la imaginación en cuanto al tipo de vínculo que los unía.
Entre los regalos exhibidos aparecían una cartera Louis Vuitton Alma, valuada en U$S 2.100; una pulsera Cartier Love, valuada en U$S 5.500; un reloj Rolex Datejust 36, valuado en U$S 18.000; una cartera Chanel Heart Bag White Lambskin, valuada en U$S 7.500 y una cartera Louis Vuitton Neverfull Monogram Giant Jungle, valuada en U$S 2.000.
Aunque Clérici intentó justificar en un primer momento que no se trataban de regalos de su entonces acompañante sino cosas compradas por ella misma, la explicación lejos de aclarar, oscurecía. La modelo no pudo nunca demostrar que la venta de lencería (rubro al que dijo dedicarse) dejara semejante ganancia. Y si las dejaba, evidentemente evadía al fisco, porque era apenas una monotributista de baja categoría.
Tampoco pudo explicarlo Insaurralde, cuyas declaraciones juradas además, habían sido puestas bajo la lupa cuando unos meses antes se había discutido su divorcio. El escándalo del yategate derivó, no sólo en el pedido de renuncia inmediata a su cargo, sino también en una causa que debía investigar si no había enriquecimiento ilícito por parte del ex funcionario.
Sin embargo, a casi un año del episodio, no hay respuestas.
Preguntas y dudas, sobran. Poco se sabe si la Justicia entró en silencio o los papeles simplemente se quedaron en el olvido, quizá, a pedido de algunos.
La causa que lleva adelante el juez platense Ernesto Kreplak tuvo escaso movimiento post elecciones y ya pareciera haber pasado al olvido para todos.
Incluso, días pasados, Clerici declaró simple y hábilmente, "la participación que se me atribuye no constituye delito alguno. Mi actividad como modelo y "acompañante de viaje" no creó ningún riesgo jurídico desaprobado."
Por su parte, el fiscal a cargo, Sergio Mola, por lo poco que se conoce del avance o no de la causa, estaría interesado en enfrentar algún micrófono para dar su punto de vista.
Lo cierto es que, hasta el momento, de la parte judicial no se ha develado nada.
Clérici sigue con viajes y mostrando lujos tal como describiría en su LinkedIn, en lo que ella misma define como el trabajo de dama de compañía (avalada hasta por la OIT), mientras que del ex intendente de zona sur solamente se conoce su paso a la clandestinidad de los fantasmas.
Regresar