La Copa Libertadores era la mayor apuesta para Boca y particularmente Daniel Angelici en 2015, que ató su suerte a la performance deportiva en la máxima competición internacional del continente. Los nefastos ataques a los jugadores de River Plata cambiaron sus planes, complican su presente y abren una compleja trama que va desde los barras bravas a los roles de Martín Ocampo, fiscal general porteño, y Claudio Lucione, jefe de seguridad del club.
18-05-2015
La vergonzosa agresión a los jugadores de River Plate, como era de suponerse, empieza a mostrar un costado político importante. Principalmente a partir de la situación del Presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, parado en el centro de todas las miradas no sólo por su rol en la institución de la rivera sino algunas de sus declaraciones durante los últimos días.
Específicamente cuando el pasado viernes, mientras seguía el estupor por los acontecimientos ocurridos en la Bombonera, negó cualquier vínculo entre el ataque y la barra brava del club xeneize. "Siento dolor y vergüenza por lo que sucedió, también para todo el fútbol argentino y la sociedad. El operativo de seguridad creíamos que estaba bien, pero un inadaptado arruinó todo", indicó el dirigente, ligado a las filas del macrismo.
"Ese no era socio ni hincha de boca", recalcó.
"Pero esto no fue responsabilidad de las autoridades del club, ni de los jugadores, ni tampoco de seguridad, así como tampoco tuvieron que ver los barras como decían muchos. Ahora por la mañana veremos a los que ocupaban la Tribuna Norte para identificar a quien hizo esto. Tenemos la imágenes y trabajamos sobre ellas", siguió.
"Lo que debemos hacer es esperar que los jugadores de River se recuperen", concluía a fines de la semana pasada.
Angelici tiene intereses políticos porque está a la búsqueda renovar porque el calendario marca tiempo de renovar las autoridades del club este año. No es casual que el gigante del fútbol argentino haya avanzado con las incorporaciones conocidas, entre ellas Daniel Osvaldo, ni tampoco las gestiones para traerlo a Carlos Tévez del fútbol italiano: la Copa Libertadores era la mayor apuesta de campaña para su Presidente, un trofeo que los simpatizantes esperan desde 2007, la última vez que fuera conseguido.
Pero el correr de las horas demostraría que los dichos de Angelici no son ciertos. El responsable de la barbarie sería un hombre conocido como "Panadero" Napolitano, asociado con la barra brava del club desde hace una década y que actualmente integraría la facción disidente de ese grupo mafioso. Él habría arrojado el gas pimienta a los jugadores riverplatenses.
Esta saga tiene otra vuelta y es el rol del fiscal general porteño, Martín Ocampo, ex diputado porteño y estrechamente ligado a Angelici. Ocampo es quien ordenó la clausura del estadio de Boca Juniors el viernes a la mañana luego del escandaloso hecho, la única medida importante que dispuso hasta ahora, pero su papel está en tela de juicio por su indudable vinculación con la cúpula del club.
Y hay que sumar a Claudio Lucione, jefe de seguridad de Boca y ex policía federal exonerado.
Cuando soñaba con un año a puro éxito, coronándose por un período más, Angelici está en las primeras planas pero no precisamente por los logros de su gestión ni los logros deportivos xeneizes sino el escándalo de la semana pasada.
Regresar